Capitulo tercero: Instinto.-
*Nos escondimos en una cueva detrás de una piedra enorme.
Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo. Siempre pensé que los ángeles eran como nosotros, osea, personas, pero con la diferencia que desprendían un brillo por todo el cuerpo y poseían alas, y que generalmente era ayudantes de dios en el cielo; JAMAS pensé que los ángeles serian tan distintos, tan tétricos.
-Shhhhh, que ahí vienen- me dijo Yuzuru.
*No se parecían a nada a lo que uno siempre había pensado. Estaban tapados con una especie de túnica azul bien oscuro que impedían mostrar su rostro; tenían el poder de levitación puesto que pies no tenían y la túnica se encontraba toda rota en las extremidades.
Cuando pasaron cerca de la cueva, sentí una sensación de horror que nunca había experimentado, lo raro era que no tenía miedo, pero aún así su presencia me ponía los pelos de punta literalmente. Además, por cada lugar que pasaban, dejaban un rastro de hielo, todo lo que estaba a su alrededor se congelaba instantáneamente; y la sensación de pánico era cada vez más grande.
En el momento en que estaban pasando por la cueva, un pedazo de escombro se cayó al suelo; y los ángeles clavaron su mirada a donde nos encontrábamos. En ese momento entre la oscuridad del lugar apareció una chica...
-Siganme, si no quieren terminar mal.
*No lo dudamos demasiado, y fuimos con ella. Detrás de una piedra a un par de metros de la entrada de la cueva se encontraba algo parecido a un pasadizo secreto, puesto que los ángeles no pudieron encontrarnos.
-Que suerte que tienen!, sino no los encontraba no se que les podría haber pasado- dijo la chica.
-Te lo agradecemos, respondí.
Ah por cierto, me llamo Kanade y él es Yuzuru.
-Un gusto, me llamo Hope, es gracioso puesto que es lo que menos tengo hoy; tenemos muy pocas esperanzas pero bueno, todo será para volver a vivir.
*Hope nos llevó por un camino que se encontraba debajo de la tierra.
Yuzuru no dijo ni una palabra, tenía una mirada diferente, no le sacaba los ojos de encima a Hope.
El sendero terminaba y al fin se encontraba una puerta de metal. Entramos.
Era una mansión bien descuidada, estaba sucia, llena de telas de arañas; parecía estar decorada para Halloween, pero como nos salvó, no dije nada.
Nos llevó hasta una habitación, nos sentamos en un sillón y me preguntó porque estaba allí.
-No lo recuerdo muy bien, solo se que estaba yendo hacia el Instituto y terminé aquí, en este mundo.
-El baño- dijo Yuzuru con mucha seriedad.
-Por el pasillo, tercer puerta a la izquierda- dijo Hope.
(Yuzuru asiente con la cabeza y se va).
- Me decías, que no te acordabas por qué estas acá, pero... ¿sabías que los que llegan acá es porque en vida fueron infelices y no pudieron cumplir su misión designada?-
-Ni que fuera tan infeliz, por favor jajajjaja
-No me mientas, puedo verlo en tu mirada.
-(suspiro) Ahhh tenés razón, no fui tan feliz mientras vivía.
-¿Que te paso?
-Pasaron varias cosas, por ejemplo en el colegio nadie me hablaba porque decían que era rara , que invocaba a los espíritus, por eso nunca tuve amigos; igual eso nunca me importó, siempre que llegaba llorando a casa mi mama me abrazaba y me decía que no escuchara a los demás, que era una persona especial, y que el día que me diera cuenta de ello, todos me admirarían. Yo le creí, pero todo cambió cuando ella murió.
-¿Por que? ¿Que le paso? Contame.
-Ella era empresaria, y viajaba mucho por el tema del trabajo, y un día llaman a casa, atiendo, y me dijeron que el avión en el que ella viajaba se había caído al mar, y que no encontraron sobrevivientes.
Fue un gran golpe para mí, ya no la vería más, todo después de ello empeoró; comencé a faltar a clases, cuando asistía no aprestaba atención y buscaba pleitos con todos, supongo que era porque ellos no había perdido a un ser tan amado, y se molestaban con sus padres, sin saber que un día tal vez ya no estén para darles las buenas noches.
*En ese momento en que mis lágrimas mojaron mi rostro, sentí una fuerte angustia y me desmayé. Cuando desperté Yuzuru se encontraba al lado mío.
-¿Que me pasó? pregunte.
-Me parecía raro esa tal Hope, cuando fuí al baño me encontré con una inmensa cantidad de cadáves todos secos, y de repente la puerta se cerró y no me dejaba salir. Me las ingenié como siempre y cuando fui a buscarte, ella te estaba absorbiendo el alma.
-¿De que me hablás?
-No era una persona como nosotros, ella era un vampiro que se alimenta de las penurias de la gente, y de sus más grandes deseos.
-Pero... que yo sepa los vampiros chupan la sangre, algo sensato.
-En el mundo de los vivos es así, pero cuando a un vampiro lo matan, vienen a parar aca; y como nosotros estamos hechos de nuestra misma alma puesto que nuestro cuerpo quedó en el otro mundo, se alimentan de eso, para poder revivir. Una vez que ellos alcanzan un cierto límite de almas consumidas, el Magisterio les concede volver a la vida. Y vos fuiste la carnada perfecta, estabas tan triste que no necesitaba nada más. Ellos son estratégicos, no eligen al azar, por eso me llamó la atención que justo nos salvara de los ángeles; durante el trayecto me dediqué a no decir nada y evaluar tu comportamiento y aspecto; al principio no estaba muy seguro de que mounstro podría ser pero me di cuenta cuando ella empezó a interrogarte.
-¿Me estas diciendo que hay varias bestias en este mundo? y...¿que paso con ella?
-Más de las que tu imaginación pueda conocer o crear, todo lo que alguna vez te imaginaste, bueno ellos viven aca.
A ella, a ver, te explico. Si bien nosotros dejamos nuestro cuerpo allá, con los vampiros es diferente, ellos pueden poseer su cuerpo. Por suerte cuando salí de esa morgue, vi unas cortinas azules rotas y viejas, asi que decidí disfrazarme de ángel para aullentarla, por que así como nosotros su estadía en este mundo cuelga de un hilo. Lo demás fue facil, como no tengo cuerpo, tengo el poder de volar, no muy alto, pero por algo se empieza.
Y bueno ella pensó que era un ángel y desapareció, así de simple.
-¿Me estas diciendo que puedo volar?, ¿Como es posible?
-Si, todos, que no me digas que no sabías eso.
- No -.-
-Ahh que te enseñaron en vida... Bueno te decia, todos los que poseemos alma podemos volar, se debe una ley de la gravedad, no se bien como es, pero en fin.
-Me estas diciendo que podía volar, y me hiciste correr como una loca en una maratón para escondernos de los ángeles cuando podía haberme ido volando.
-Si te lo decia, ¿me ibas a creer?.
-mmm no, buen punto, Ah, gracias por salvarme.
-Se claro, no te acostumbres damisela en peligro que no soy ningún príncipe.
-jajajjajajja.
*El resto del día fue "normal", recorrimos la mansión por si había algo o alguien más, encontramos un lugar seguro y nos fuimos a dormir.
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