Capitulo primero: "otro mundo".-
Mi vida siempre fue así; así de aburrida y repetitiva, me refiero a que todos los días hacía lo mismo: me despertaba, iba al instituto, volvía a casa, realizaba mis labores del hogar, hacía las tareas, me bañaba y cenaba. Siempre lo mismo, nunca cambiaba la rutina, igualmente no me llamaba la atención hacerlo.
Sin embargo, una noche de verano, me ocurrió algo totalmente fuera de serie. Estaba a punto de acostarme e irme a dormir cuando una ráfaga de viento abrió de un sólo golpe las ventanas de mi cuarto, pero cuando fui a cerrarlas vi algo en el cielo; era como una especie de luz que recorría el cielo de lado a lado, supuse que era una estrella fugaz, así que pedí un deseo. "Deseo saber cual es mi propósito en la Tierra".
JA! como si es fuere a ocurrir, sin embargo lo tome con mucha gracia, cerré las ventanas y me fui a dormir.
Cuando desperté sentí una rareza en el aire, como si el ambiente fuera diferente a lo habitual. Baje a desayurar pero no había nadie, llamé a todos pero evidentemente se habían ido y no me habían avisado.
Salí de casa y encaminé mi curso para ir al instituto, lo raro fue ver esa niebla tan densa que ni siquiera dejaba verme la palma de mi mano. Era algo inusual, es decir, no había llovido, y además era verano, pero con todo esto del calentamiento global, todo el posible, supongo.
Doblé en la esquina de Kioko y Tokora, cruce la plaza, y pude divisar entre la neblina, un puente.
Nunca vi un puente por aqui, las veces que he pasado para ir a clases, dije. A pesar de ello lo cruce.
La niebla era cada vez mas espesa, tenía miedo de tropezar con algo y caerme, hasta que vi una luz tan brillante que me encegueció. Cuando mis ojos se estabilizaron note que el cielo se había teñido de un rojo sangriento, el suelo no parecía fértil pese a que los pocos árboles que había, estaban secos.
No había casas, ni calles, nada de lo que conocía. Era un ambiente tétrico, escuchaba el sonido de unas aves parecidas a los cuervos pero que presentaban una anomalía, poseían tres ojos del mismo color de aquel cielo.
Tuve miedo y comencé a correr hacia atrás, pero el puente ya no estaba así que comencé a asustarme.
El viento escalofriante recorría mi piel, no sabía a donde ir. Comencé a gritar pidiendo ayuda, pero nadie respondía.
Entre la desesperación, tropecé con algo, me golpee la cabeza, y en el instante en que me estaba por desmayar, tuve la ilusión de ver la silueta de una persona, un hombre supongo.
Desprendía un brillo singular de todo su cuerpo, como si fuera su aura, pero no resistí y cerré los ojos, cuando escuche una voz que me decía :"todo va a estar bien Kanade".-
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