Hace
mucho tiempo, en una tierra muy pero muy lejana, vivía una plebeya llamada Cucharita. Ella pasaba sus días soñando con poder encontrar un chico con el que
pudiera sentirse única; sin embargo, muy a su pesar, Cucharita había buscado en
lugares equivocados, viendo gente extraña, soportando la inmadurez del que se
encontraba a su lado.
Si
bien pertenecía a la plebe, ella era muy amiga del Conde de Cucharalandia, pero
ella no se encontraba “capacitada” para socializarse con la alta aristocracia;
a pesar de ello, su amigo la invitó a un evento real, por lo cual Cucharita,
debía pasar desapercibida, de forma tal, que nadie sospechara de su identidad oculta.
Parecía que todo iba acorde de lo planeado, Cucharita era una mas de la realeza; entre
charlas y brindis, su amigo el Conde le presenta al mismisimo príncipe de
Cucharalandia, Cucharón; el cual no solamente era respetuoso e inteligente,
sino que tambien era tan apuesto, que a Cucharita le agarraba hemorragia nasal
(*se da en un anime, cuando un personaje ve a una persona extremadamente hermosa
y refleja esa situación por medio de una hemorragia nasal).
Aunque
era lo que ella estuvo buscando por largo tiempo, entendió que nunca se podria
dar algo entre ellos, por sus status; pero aun así Cucharita no queria bajar
los brazos, por lo que asistia a cada evento real, tratando de impresionar o
llamar la atención del Principe Cucharón, no obstante, sus esfuerzos eran prácticamente
nulos; hasta que decidió decile lo que ella sentía al infante. Éste habia
pensado que esta dama queria engatusarlo, por lo cual nunca vió la posibilidad
de que sucediera algo realmente.
Evidentemente,
luego de la declaracion sentimental de Cucharita, las cosas entre ellos
comenzaron a perfilarse de un modo distinto.
Pasaban
los días y ambos empezaron a conocerse. Cucharita sentía la necesidad de
decirle a él que ella no era nada mas que una simple plebeya, pero tenia miedo de
que no la aceptara, sin embargo decidió hacerlo.
Esos
simples hechos, palabras, hicieron que Cucharón entendiera, que no todo era lo
que parecía; que Cucharita no era una dama de la alta aristocracia soberbia y
de mala vida como aparentaba, sino que era una persona dulcemente loca,
dispuesta a darle finiquito a su búsqueda.
Desde
ese entonces, no muy remoto –por cierto- Cucharita y Cucharón empezaron a verse
con otros ojos; mientras cantaban: “Cucharita Cucharón de Cucharalandia hiceron
cucharita hasta la madrugada”...
Continuará?
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