Tengo un nudo en la garganta y una sensación de amargura que recorre cada extremidad de mi cuerpo. No puedo entender como es posible que haya personas que jueguen con los sentimientos de uno. Creo haber dado lo mejor de mi, me abrí como nunca lo hice, deposité mi confianza al cien por cien a alguien que solo quería jugar conmigo. Es tan doloroso darse cuenta que clase de persona escondias. No consigo encontrar una palabra que encierre toda mi melancolia, mi tristeza, mi falta de madurez...si tan sólo le hubiese hecho caso a la razón y no al corazón. Siempre me dijeron que enamorarse, era lo más lindo que te podría pasar. Viví mis años buscando esa persona que me haga temblar de pies a cabeza; que me mire a los ojos y me haga sentir importante; que me bese y me haga sentir hermosa; pero ¿porque amar tiene que ser tan doloroso? Despues de lo que sucedió, no deseo volver a enamorarme de otra persona que no sea él. Él con una simple sonrisa me llenaba el vacío que siempre tuve, me alegraba las mañanas, y me hacía entender que valía la pena estar viva. Cuando estaba a su lado, no existía nadie más que él. Aprendí a quitarle las horas al tiempo, el vivir a tu lado hubiese sido la mejor eternidad que hubiera deseado con todo lo que soy hoy. A penas te conocí, quería que el resto de mi vida comenzara ya junto a tu lado. Aún cierro los ojos y recuerdo el perfume de tu piel, el sabor de tus besos y la suavidad con la que me abrazabas. Siguen pasando los meses y no deseo besar a nadie que no seas vos, fuiste el último, y quiero seguir teniendo esa imagen tuya mientras yo me alejaba de tus abrazos. Extraño tu todo, tus virtudes, tus defectos, la forma en la que me mirabas y me decís que quería una vida a mi lado; cuando te cuestionabas por no haberme conocido antes, y cuando me decías que yo era lo más hermoso que habías tenido. Es tan feo que te rompan el corazón en mil pedazos... Ojalá que nunca te pase, no te lo deseo; el dolor sentimental es peor que el físico porque las marcas se van, pero el sentimiento de desolación va a perdurar por un largo tiempo, hasta que uno aprenda nuevamente a amar y ser amado.